viernes, 2 de enero de 2015

Southwark: la orilla sur del Támesis

Vaya día que nos ha salido hoy: sol, sol y más sol !!! Pero, ¿esto es Londres? En fin, que nos quiten lo 'bailao'. En resumen podríamos decir que el día nos ha salido redondo en todos los sentidos, y no solo en el meteorológico.

Hemos comenzado la jornada visitando un museo desconocido para nosotros, pero que tenía muchas ganas de ver. Se trata del Imperial War Museum, que recientemente ha reabierto sus puertas tras cuatro años de reformas a cargo de Norman Foster. Su edificio con ese pórtico neoclasico y su cúpula esconde una colección inigualable relacionada con la I Guerra Mundial. Destaca su atrio central con los aviones suspendidos, tanques, cohetes... Además, a través de sus salas se muestran recreaciones con objetos reales, proyecciones, etc.

 
 
 

Tres días en Londres, y tres museos visitados, ¿seguiremos esta racha? Tendréis que seguir muy atentos al blog para comprobarlo.

De aquí nos hemos dirigido al río, para seguir su curso durante casi todo el día. El London Eye, la noria más famosa del mundo (con permiso de la del Prater vienés, diría yo), pasa por ser una de las atracciones más visitadas del Reino Unido. Las colas para subir así lo demuestran.

Siguiendo nuestro camino, vamos dejando atrás los puentes, cada uno con un diseño y una historia diferente. Hemos llegado al Millenium Bridge, justo frente a la Tate Gallery, antigua estación electrica que pasa por acoger una de las mejores colecciones de arte moderno del mundo, aunque es su edificio lo que de verdad impone. No hemos entrado, ya lo conocimos, lo visitamos hace años en una de nuestras anteriores visitas.

 

Así que nos hemos dirigido a otro de los objetivos del día, el mercado de Borough, el templo del delicatessen inglés. El entorno que lo acoge, bajo las vías del tren, a la sombra de The Shard, y
entre calles de ladrillo, merece por si solo una visita.


 

Pero si además, uno se puede deleitar con la cantidad y calidad de los productos que allí se venden, además de aprovechar para comer, el plan es perfecto.

 

Como colofón, atestiguar que lo de que los ingleses han hecho del café un ritual que incluso supera al del archiconocido té, es una realidad. Baristas de las antípodas se han establecido en Londres, ofreciendo cafés de una calidad excepcional, servidos con conocimiento y sin que los precios estén por encima de un Starbucks (los que me conocéis ya sabéis que esta cadena no está entre mis favoritas y que promulgó el dicho "friends don't let friends drink Starbucks").


De vuelta al río y con un atardecer de cuento, las vistas se mostraban espectaculares. La catedral de St. Paul, el skyline de la City, el Tower Bridge, la Torre de Londres, Canary Warf en la distancia... 

Y todo desde la orilla sur, bajo la atenta mirada del edificio más alto de UK con sus 310 metros, y del nuevo Ayuntamiento obra de Norman Foster (se parece mucho al Reichstag de Berlín).

 

Hemos dado por terminado el día visitando Hyde Park y su feria de invierno, Winter Wonderland, una especie de feria, con sus atracciones, puestos navideños, poblado bávaro, ice rink, circo, espectáculo de figuras de hielo, etc.

 

Para mañana anuncian lluvia, pero eso será mañana.
See you tomorrow !


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